En los últimos años, las aplicaciones como Yuka, INCI Beauty o Think Dirty se han convertido en herramientas populares para evaluar la calidad de los productos cosméticos. Sin embargo, aunque nacieron con la buena intención de ayudar a los consumidores a identificar ingredientes dañinos, presentan importantes limitaciones, especialmente cuando se trata de cosmética natural y ecológica certificada.
El problema de las apps tipo Yuka
Estas aplicaciones funcionan a partir de bases de datos automatizadas y algoritmos que analizan los ingredientes de las fórmulas cosméticas. El inconveniente es que no siempre logran distinguir el origen real de cada componente, ni el contexto de su uso.
Por ejemplo, si la app no puede identificar si un ingrediente es natural o sintético, lo clasifica automáticamente como sintético o “riesgoso”, penalizando productos que, en realidad, son totalmente seguros y de origen vegetal. Esto lleva a puntuaciones injustas, especialmente en productos certificados por organismos ecológicos que garantizan fórmulas limpias y respetuosas.
El caso de los “perfumes” en cosmética natural
Uno de los ejemplos más comunes es el del perfume (fragrance/parfum).
En cosmética convencional, puede referirse a fragancias sintéticas derivadas del petróleo.
Pero en cosmética natural, se trata de mezclas de aceites esenciales puros, con propiedades aromáticas y beneficios para la piel o el ánimo.
El problema es que las apps no diferencian entre ambos orígenes. Por eso, un producto con perfume natural (aceites esenciales) puede recibir una mala nota, aunque esté formulado con ingredientes 100% naturales y certificados.
Eso sí, los aceites esenciales, por muy naturales que sean, pueden causar reacciones en pieles sensibles, del mismo modo que ciertos alimentos naturales pueden provocar alergias. Por eso existen gamas “sin perfume”, pensadas para las pieles más delicadas.
La glicerina: otro ejemplo mal interpretado
La glicerina es otro ingrediente que suele generar confusión. Puede proceder tanto de fuentes naturales (vegetales) como de procesos sintéticos.
En cosmética natural y ecológica, la glicerina siempre es vegetal, obtenida normalmente de aceites como el de coco o girasol. Sin embargo, muchas apps la marcan como “potencialmente sintética” porque no pueden verificar su origen, lo que vuelve a penalizar productos perfectamente seguros y certificados.
En Bioferta.com: transparencia y certificación ante todo
En Bioferta.com trabajamos exclusivamente con marcas que apuestan por una cosmética segura, natural y sostenible.
La gran mayoría de nuestros productos están certificados por organismos externos e independientes (como Ecocert, Cosmebio, Natrue o BDIH), lo que garantiza:
- Fórmulas libres de tóxicos perjudiciales para la piel o el medioambiente
- Ingredientes naturales y ecológicos procedentes de cultivos sostenibles
- Ausencia de derivados del petróleo, siliconas o perfumes sintéticos
Además, en los pocos casos donde un producto no puede certificarse (por su tipología o forma galénica), aseguramos que sea 100% natural o que contenga el máximo porcentaje posible de ingredientes naturales.
En resumen
Las apps como Yuka pueden ser un punto de partida, pero no deben tomarse como una verdad absoluta. En cosmética natural, el contexto y la certificación cuentan más que un algoritmo.
Por eso, antes de dejarte llevar por una nota en pantalla, te animamos a consultar siempre las etiquetas, los sellos ecológicos y la transparencia de las marcas.
En Bioferta, seleccionamos cuidadosamente cada producto para que tu piel, tu salud y el planeta estén siempre en buenas manos.
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